La integración con Asia-Pacífico no debe esperar

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Desde hace 30 años, México sigue una política de apertura al comercio y a las inversiones globales.

El libre comercio atraviesa por uno de los puntos de inflexión más importantes en su historia. Su ritmo de crecimiento se ha desacelerado y se le culpa de la falta de empleos. Incluso en economías avanzadas, que se desarrollaron a partir de las ventajas y beneficios del libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas, la globalización se ha convertido en el villano útil, ante la falta de oportunidades y el incremento de la desigualdad.

Esta coyuntura presenta nuevos desafíos para México, siendo una de las economías más abiertas del mundo, con 12 tratados de libre comercio con 46 países y más de 60% del Producto Interno Bruto vinculado al comercio con el exterior. Sin duda, el reto principal proviene del cambio de administración decidido recientemente en Estados Unidos, nuestro socio comercial más importante.

Conoceremos la postura oficial del nuevo gobierno a partir del 20 de enero del 2017. En tanto, a través del “cuarto de junto” de las negociaciones comerciales internacionales, estamos construyendo, en colaboración con los sectores productivos del país, diversas estrategias para enfrentar este reto. Seguiremos atentos a lo que ocurre en nuestra región y tenemos claros los temas prioritarios y los intereses de México y de la industria establecida en el país.

Frente a los tiempos que vienen, México refrenda su intención de continuar por el camino de la apertura y la integración regional. Es importante subrayar que no se trata de una decisión improvisada. Desde hace 30 años, México sigue una política de apertura al comercio y a las inversiones globales. Esa política fue el catalizador que impulsó la transformación de nuestro país —de un exportador de materias primas a una potencia manufacturera— y hoy es uno de los principales pilares del crecimiento de la economía mexicana.

En razón de lo anterior, continuaremos trabajando para fortalecer la integración económica de México con los mercados globales. Para alcanzar dicho propósito, lograr una mayor vinculación con Asia-Pacífico no debe esperar. La aprobación del Tratado de Asociación Transpacífico es incierta. Mientras no se concrete, México seguirá trabajando para fortalecer su integración con Asia y otras regiones, bilateral o plurilateralmente.

En los próximos cinco años (2017-2021), las economías de Asia-Pacífico crecerán en promedio 4.8%, por encima de otras regiones, como la Unión Europea (1.7%) e incluso, nuestros socios comerciales en Norteamérica (4%). Es momento de reflexionar cómo podemos construir lazos sólidos que nos permitan desarrollar una relación ganar-ganar con esa región, aprovechar las oportunidades que ofrecen sus mercados para diversificar el destino de nuestras exportaciones y participar en más cadenas de valor.

Asimismo, es indispensable avanzar en el fortalecimiento de la plataforma de la Alianza del Pacífico. Precisamente, el siguiente paso debería ser consolidar el componente del Pacífico y formalizar la participación de socios estratégicos de esa región.

Sin duda, aún tenemos mucho por hacer para fortalecer la competitividad de México. Lo haremos favoreciendo la apertura y trabajando en el desarrollo de los mecanismos que permitan lograr una integración incluyente, que fomente una distribución más amplia de los beneficios derivados del libre comercio y de la integración de nuestro país con los mercados del mundo.

Fuente: El Economista