Próximo sexenio iniciará con una industria estatal endeble

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El próximo gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), recibirá una industria nacional endeble, cuyos focos rojos se ubican principalmente en los estados petroleros, aunque también llegará a la presidencia del país con entidades en auge, como son Baja California Sur y San Luis Potosí.

 

En la primera mitad del 2018, la producción de la actividad industrial en México creció 0.3% a tasa anual, que si bien fue un mejor nivel con relación a los primeros seis meses del 2017 (-0.5%), aún denota debilidad, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

 

Al considerar sólo el primer semestre del periodo 2013-2018, se observa que el mayor incremento fue en el 2014 (2.4%), mientras el promedio anual en el sexenio de Enrique Peña Nieto fue de 0.7 por ciento.

 

La media entre el 2007 y el 2012, lapso de la gestión de Felipe Calderón Hinojosa, llegó a 0.5%, pero en el 2009, año de la crisis económica y financiera, la industria disminuyó 9.8%; si se aísla este dato, resulta un incremento de hasta 2.5 por ciento.

 

Por entidad federativa, durante los primeros seis meses del año en curso, la actividad industrial se contrajo en 15, destacando Chiapas (10.0% anual), Nayarit (8.4%), Durango (8.3%), Tabasco (6.7%), Campeche (6.2%), Querétaro (5.2%) y Guanajuato (4.7%), a esta lista se suma Veracruz (0.4 por ciento).

 

Destaca que las contracciones fabriles se dieron en territorios petroleros. De los cinco estados con mayor registro de minería petrolera en su Producto Interno Bruto (PIB), únicamente Tamaulipas presentó un ascenso en su industria, de 1.6 por ciento.

 

Son nueve entidades con actividad petrolera, cada uno con un peso distinto. Las proporciones más elevadas son en Campeche (80.4% de su PIB corresponde al petróleo), en Tabasco (53.1%), en Veracruz (5.1%), en Chiapas (3.6%) y en Tamaulipas (2.8 por ciento).

 

La caída de 10.0% en la producción industrial en Chiapas, que desde el 2015 está en números rojos, derivó de las reducciones en minería (23.1%), construcción (20.0%) y manufactura (7.9%); el estado aumentó 26.0% en generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final; no obstante, la actividad de dicho sector ostenta una base de comparación baja; es decir, del 2015 al 2017 mostró desplomes de doble dígito.

 

Los tres principales sectores del PIB chiapaneco son servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles, comercio al por menor e industrias manufactureras, que en conjunto significan dos quintas partes de su economía.

 

En el caso de Campeche, la entidad con mayor dependencia petrolera, la disminución de 6.2% de su industria fue consecuencia de variaciones negativas en los sectores de energía eléctrica, agua y gas (13.4%), de minería (6.3%) y de construcción (5.3%); la manufactura creció, después de tres años, 2.1 por ciento. Desde el 2005, la actividad industrial campechana aumentó sólo en el 2013.

 

Para Tabasco, la baja industrial de 6.7% fue producto de descensos en minería (8.7%), manufactura (5.6%) y energía eléctrica, agua y gas (3.3%), mientras la construcción ascendió 17.1%, aunque tuvo dos tasas negativas previas.

 

En estos dos estados, el peso del petróleo en su PIB, particularmente de Campeche, provoca un efecto multiplicador en los demás sectores económicos, mermando sus niveles de producción.

 

Sin embargo, las promesas realizadas por AMLO, como respetar los contratos de licitaciones, construir y modernizar refinerías y llegar a una producción de 2.6 millones de barriles diarios de petróleo, inyectan confianza en los estados dependientes de esta industria.

 

A lo anterior se agrega una ligera mejora en las participaciones federales, que se reparten por el nivel recaudatorio, que indirectamente se define por la dinámica económica y petrolera. En los primeros ocho meses del 2018, según información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, las cinco entidades petroleras registraron tasas de crecimiento positivas, en términos reales y anuales, en el Ramo 28, producto de una base de comparación baja y mayores precios de la mezcla mexicana, cuyo promedio entre enero y agosto del presente año llegó a 61.04 dólares por barril, 38.7% más que en igual lapso del 2017.

 

Los otros

La disminución anual de 8.4% de la industria en Nayarit durante el primer semestre del 2018 fue debido a que únicamente la manufactura incrementó. Esta entidad es una economía terciarizada, ya que 72.3% de su PIB corresponde a comercio y servicios; el boom turístico de Nuevo Vallarta, segundo destino de México con mayor ocupación hotelera, aún no detona a la construcción, tercer sector en importancia, el cual retrocedió 10.3 por ciento.

 

En Durango, la caída de 8.3% en su producción industrial fue, al igual que en Nayarit, porque solamente la manufactura subió en valor, pero la diferencia es que este sector es el principal en el PIB duranguense, con un peso de 15.0% en su economía y encabezado por las industrias alimentaria y de la madera; la merma en el territorio radicó en que a nivel nacional obtuvo el mayor desplome en la construcción (25.9 por ciento).

 

Querétaro y Guanajuato son casos particulares. Potencias económicas y motores industriales en el Bajío y en México, entraron en un proceso de maduración, cuyas tasas de crecimiento elevadas en años anteriores incitaron que las variaciones de este 2018 en su industria fueran negativas o bajas.

 

En auge

Al otro lado de la moneda, se encuentran dos estados en auge fabril: Baja California Sur y San Luis Potosí, que en los primeros seis meses del año fueron los de mayores tasas anuales en su actividad industrial, de 66.5 y 13.8%, respectivamente.

 

Este comportamiento en Baja California Sur fue secuela de la construcción, donde consiguió también la primera posición en el país, con un incremento de 92.5%; esto, por el dinamismo del turismo que impulsó infraestructura hotelera, de comunicación, así como edificación de centros comerciales y de viviendas.

 

Por ejemplo, con información de la Secretaría de Turismo federal, en el acumulado de enero a la primera semana de septiembre del 2018, Los Cabos se ubica en el quinto escalón nacional de ocupación hotelera (71.3%), detrás de Riviera Maya, Nuevo Vallarta, Cancún y Puerto Vallarta.

 

En San Luis Potosí, el crecimiento industrial de 13.8% anual en los primeros seis meses fue por liderar a la manufactura de México, sector que se elevó 19.3%, estimulado principalmente por el subsector automotriz.

 

Esta entidad sigue la misma ruta que Guanajuato y Querétaro, consolidándose como un motor fabril. Las estrategias de San Luis Potosí son conectividad regional, planes a largo plazo en atracción de capital extranjero, triple hélice (convenios entre empresas, universidades y gobierno estatal) y el efecto multiplicador de las plantas automotrices en rubros como turismo, agricultura, comercios y servicios.

 

FUENTE: EL ECONOMISTA