Los empresarios serán clave en la nueva relación con EU

1525

Ya hemos hablado acerca de la gran incertidumbre que ha generado la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, sobre todo, en temas económicos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP).

Ambos instrumentos representan importantes posibilidades de desarrollo económico por la eliminación de barreras al comercio y las grandes inversiones entre los países que los integran. Tan sólo en el caso del TTP, nuestras autoridades han pronosticado un incremento en las transacciones por un valor de 150 mil millones de dólares con un aumento de más de 3% en el PIB.

Es un hecho que el próximo Presidente estadunidense va en serio, por eso el gobierno mexicano necesitará nuevas leyes que le ayuden a enfrentar la situación, de tal manera que podamos participar más fácilmente en otros acuerdos económicos y comerciales y, sobre todo, fortalecer nuestro mercado interno y nuestra competitividad.

Ante ello hemos venido insistiendo en la necesidad de crear un Grupo de trabajo en el que nuestros expertos en el tema, definan estrategias desde el Congreso para evitar daños a nuestra economía. Esta idea aún no ha encontrado eco en otros actores políticos, pero, afortunadamente, otro tipo de personalidades ya han comenzado a tomar cartas en el asunto. Me refiero a uno de los empresarios más importantes de México —el señor. Carlos Slim— quien recientemente se reunió con Trump, seguramente después de haber entendido que se debe empezar a tejer muy fino con él, para hacerle ver los grandes intereses económicos compartidos entre ambos países.

Ante ello, algunas personas cercanas al proyecto que Trump tiene para México han mencionado que lo que se pretende es tener un acercamiento con la comunidad empresarial mexicana y abrir las puertas para construir una buena relación comercial. Esperamos que todo esto llegue a buen puerto, pero con Trump nunca se sabe.

Insisto en que nuestro país se encuentra a la altura de los retos que vienen y, aunque hay mucha incertidumbre, debemos utilizar esta nueva etapa para repensar nuestros proyectos y actualizar nuestras metas. Esto implica diseñar e instrumentar una estrategia para las instituciones financieras y económicas del país y para los sectores productivos, principalmente los más involucrados en los acuerdos comerciales internacionales.

El principal objetivo debe ser, en el mediano y largo plazo, reducir los efectos negativos de una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte o su eventual transformación en un acuerdo comercial bilateral con condiciones muy distintas, que limiten la productividad y la competitividad de nuestro país.

Aquí también será muy importante la participación de nuestro sector empresarial, para que una fuerzas con sus homólogos de otras partes del mundo y juntos promuevan la idea de que el diálogo entre los gobiernos involucrados es más que necesario para poder construir oportunidades de desarrollo y prosperidad para los ciudadanos de nuestros países.

Fuente: El Excelsior